LAS CALLES. Arrecifes que atraviesan el fondo en direccion SW. Viejo fondeadero de Galeones y Naos en el pasado.



ANTIGUO FONDEADERO NATURAL

 

Perfil de la zona

Unas rocas en la misma playa de los Lances, anuncian su comienzo.
Existen unas nueve calles como ésta, aunque tan sólo buceamos en una de ellas. Se trata de estratos, verticales de arenisca, que afloran desde el fondo, en forma mas o menos vertical, desde los –18 a los –12 mtrs

El barco fondea sobre un estrato de una de las calles. El ancla a doce metros, normalmente visible desde el comienzo de la inmersión.

Buzos en Las Calles

Desde este punto podemos ver dos calles claramente definidas, a derecha e izquierda. Sobre el estrato hay dos vertientes, una en vertical y otra suavemente a la arena. Aunque la mas interesante es la que cae en vertical, y la otra seguramente que nos deparará alguna sorpresa.


La pared tiene unos 5 mtrs de altura, totalmente tupida de esponjas rojas ( Crambe crambe ) dándole un aspecto alfombrado y de fuerte colorido, mientras los Astroides buscan un hueco donde ubicarse entre ellas. A la vez que gorgonias, Eunicella singularis, decoran el fondo y la pendiente con pinceladas blancas.


El fondo en principio rocoso, esta formado por lascas que se ha desprendido de la misma, formando oquedades entre ellas y entre las que podemos ver algún mero escondido, un abadejo o una gallineta sobre la arena, y si buscamos en ésta algún torpedo. A veces algún San Pedro, o un cochinillo solitario merodea por el entorno.

Si navegamos dirección oeste, es decir, por la pared buscando mas fondo. Y por la base de ésta, no tardaremos en encontrarnos con anclas de diferentes formas y tamaños. En forma de U en forma de V, cepos romanos, almirantazgos, rezones, etc. Muchos fueron los q u e aquí fondearon y perdieron sus lastres.

 

Hasta el siglo XIX, la isla estaba separada del continente por una lengua de Mar. Los Galeones y otros navíos, cuando se veían sorprendidos por el Levante, se refugiaban a sotavento de la Isla ( zona en cuestión ). Anclando y a veces perdiendo sus Anclas.
Aproximadamente cada cien metros, la pared se corta por un roto, de una veintena de metros, volviéndose a levantar de nuevo.

 

Esta tiene numerosa oquedades, donde cohabitan ascidias, peces ventosa, cardenales, gambas rojas, etc, y en alguna cueva mayor, algún mero o una langosta. Pero es en los rotos cuando la vida se diversificada en todas su facetas. Ofreciéndonos un alto en el camino, a la vez que dejamos de aletear y disfrutar del lugar. No olvidemos que estas calles no son muy conocidas y se encuentran casi vírgenes para la mano del hombre.

No debemos despistarnos en estos, ya que un cambio de calle nos desorientaría con el consiguiente nado durante la vuelta al barco. Aunque la pared nos va ir dando numerosas sorpresas, debemos de volver en el momento adecuado ( 120 bares ) para que la vuelta sea segura, y si no queremos volver por el mismo sitio, una buena idea es hacerlo por encima de la pared, donde equinodermos, ( holoturias ) serránidos ( escriba ) erizos, etc.

Y sobre todo por bancos de bogas que coronan las crestas de las calles. Sorprendiéndonos a veces por los destellos plateados de los cardúmenes.
El ancla aparecerá sobre la roca, mientras compañeros irán apareciendo del azul para el destino final, el barco.

Ancla

 

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